EL JUDIO INTERIOR

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Por Marcelo Kisilevski
http://marcelokisilevski.wordpress.com/
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Los judíos en el mundo están cambiando su manera de ver su identidad, su mundo judío y su mundo global. De los elementos externos que han servido de fuente de identificación al judío históricamente, los judíos empiezan a conectarse con su ser judío desde adentro, desde lo que sienten y desde aquellas actividades que configuran sus propios intereses, no necesariamente definidos como judíos a priori.
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Así lo afirman los autores del libro “The Jewish Within: Self, Family and Community in America” (”El Judío Interior: Yo, Familia y Communidad en Estados Unidos) de Steven Cohen y Arthur Eisen.
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¿Cuáles son los ejes por los que pasaba tradicionalmente la identidad judía? Se trata de componentes que le llegan al individuo desde afuera. El judío se puede identificar con la historia, con la Halajá (ley ritual), la cultura, el Holocausto, el antisemitismo, Israel, la causa de los judíos soviéticos, el conocimiento de lo judío, el sionismo, lo institucional, y la lista continúa.
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Los autores de este libro, que está levantando polvareda en círculos de la comunidad judía más grande del mundo, la norteamericana, entrevistaron a 50 personas y descubrieron un fenómeno interesante. El descenso de los componentes externos y el ascenso de los internos: el interior del individuo judío.
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Veamos algunos elementos:
1) Lo significativo. El judío dice: si es significativo para mí, lo incorporo, si no, lo dejo pasar.
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2) La creación, siempre y cuando sea mi creación, mi arte, mi realización. El judaísmo es, desde ahora, aquello que yo logro crear.
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3) Lo local. Lo que ocurre a mi alrededor, en mi propio entorno, es relevante y se convierte en judío para mí. Lo que ocurre lejos, me es menos importante.
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4) La tradición. La tradición es importante; la religión lo es menos. Se trata de seguir las costumbres, pero no los ritos. Leer la Hagadá de Pesaj o la Meguilá de Purim, sí; ayunar, no.
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5) Dios, no. Pero espiritualidad, sí. Quizás esto suene paradójico, pero lo es menos si tenemos en cuenta el entorno influido por la New Age. Así que, si bien la diferencia no queda clara, lo que importa aquí es el discurso: los entrevistados buscan una “experiencia espiritual”. Cuando se les pregunta si se refieren a Dios, responden: “No, de ninguna manera”.
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Debe aclararse que la encuesta se realizó en un determinado sector de la población judía: la franja de los llamados “judíos moderadamente institucionalizados”, y entre aquellos jóvenes que “están interesados en interesarse” por lo judío. Pues no cabe duda que la mayoría de los judíos, a partir de sus años 20, se alejan de lo judío.
¿Y qué les interesa a estos jóvenes judíos a los que les interesa interesarse? Muchos temas son universales. Y no es que antes a los judíos no les interesaran, por ejemplo, los derechos humanos, y defenderlos desde lo judío. Pero ahora, esos derechos humanos se convertirán en un tema judío. Serán su judaísmo en sí.
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- Un tema es el de los nuevos medios de comunicación persé. Muchos judíos se encuentran cada vez más en la red para encontrar allí un lugar judío. La comunicación misma se ha convertido en un área judaica.
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- Otro es la defensa del medio ambiente. No es que antes los judíos no se interesaran por las reglas de “Bal Tashjit” que nos trae la Halajá. Pero ahora, este estudio de las fuentes judaicas para defender desde allí la ecología planetaria ha alcanzado dimensiones de fenómeno.
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- Tikún Olam. La enmienda del mundo por medio del trabajo voluntario. Organizaciones enteras se crean sobre la base de financiar el trabajo voluntario de los jóvenes judíos en lugares recónditos del planeta, en África, en Asia, allí donde halla sufrimiento humano y trabajo por hacer. Por ejemplo, el American Jewish World Service, que envía a miles de volunatrios a todo el mundo subdesarrollado, estudian en las fuentes el concepto de “Tikún Olam”. No vendrán justamente a Israel, pues es más desafiante salir de la órbita judía, y llegar como judíos a otros lugares.
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- Un fenómeno interesante más es el creciente estudio del judaísmo, pero con una clara separación entre estudio y práctica. En los cursos que se imparten en organizaciones como Limud (creada en Gran Bretaña y que cuenta ya con sucursales en todo el mundo), por ejemplo, se acentúa el estudio de las fuentes, pero sin una intención de volver “más religiosos” a los asistentes.
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¿Qué lugar ocupa Israel en todo este fenómeno? Los autores creen, para su sorpresa, que no existe un alejamiento, y que Israel sigue siendo un tema importante en la identidad de los judíos. Sin embargo puede que sí se está dando un alejamiento. Durante el último operativo en la Franja de Gaza, por ejemplo, esta población deseaba que culminara, pero no por el bien de Israel ni por la paz como valor, sino por ellos, porque las guerras de Israel los colocan en una situación difícil, afectando su posición en la sociedad.
Más que Israel, judaísmo o sionismo, hoy se habla en muchos círculos judíos norteamericanos del concepto de “Peoplehood”, intraducible al español, salvo que inventemos el término “Pueblidad”. El pueblo judío, y la pertenencia a él desde mi yo, sin ataduras rituales, institucionales, ideológicas, es el concepto clave de la identidad judía de nuestros días.

PREGUNTAS

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En este espacio dedicado al debate, con una incalculable alegría de observar el renacimiento intelectual de nuestro querido movimiento, quiero llevar a la mesa de discusión un tema candente en nuestros días.
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1- ¿Que es el judaísmo?
2- ¿Que es ser judío?
3- ¿Nuestra tnuá es judía?
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Todos estos interrogantes pueden ser respondidos de varias maneras, dependiendo de quien sea el que responda. He aquí la respuesta de un boguer de la tnuá que atraviesa aun su proceso jinují, pero que ha recorrido gran parte del mismo.
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1- Para mi, el judaísmo es un conjunto de elementos sociales que identifica a un estrato determinado de la humanidad, que comparte una historia común. Estos elementos pueden ser divididos en dos partes íntimamente ligadas entre si, y que además pueden ser interpretadas de varias formas: elementos culturales, e históricos.Cuando hablamos de cultura judía, también nos referimos a la literatura (Torá, Talmud, Mishná, Guemará, y la variedad de libros escritos por intelectuales judíos sobre cuestiones relevantes a nuestro pueblo), el arte (de todos los tipos), costumbres, religión, ritos, etc.
Cuando hablamos de historia, hacemos referencia a los hechos que a través de los años nos han ido conformando como lo que somos.
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2- Ser judío es sentirse parte, conocer sus raíces, conservar sus valores, es tener una identidad, es la autocrítica constante y la autosuperación personal y grupal, comprendiendo los procesos de los cuales devienen nuestras características.
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3- Nuestra tnuá es judía por que cumple con todo lo que aseveran los puntos anteriores.
Hasta acá las cosas parecieran ser armoniosas, sin embargo las realidad nos marca que hay algo en la actualidad que no nos permite crecer como pueblo.
Claro está, que esta es solo una visión de nuestro mundo judío, y que existen por lo tanto muchas otras formas de interpretar esta realidad que trato de comprender de la manera más "eguioní" (lógica) posible.
Volviendo a eso que nos falta en este momento para continuar por un camino más seguro, nuestro destino como pueblo, creo que hay señales a la vista acerca de lo que me estoy refiriendo. Se puede ver en el día a día de las comunidades judías del mundo, y mismo en Israel, que el activismo judío se va disipando, se va desintegrando, por medio de la "itvolelut" (asimilación), por medio del desinterés, y sobre todo por la IGNORANCIA, que creo es el factor fundamental del cual se nutren los dos anteriores. Cuanta verdad existe en esta afirmación lo podemos verificar en los números: los mifkadim en nuestra tnuá han disminuido, en cuanto a numero, en un 40% de hace 5 años a esta parte (datos aproximados generales según muestra (Rosario 2003 - 2008), los censos comunitarios han arrojado números sensiblemente menores no solo de población judía en el país, sino que también de activismo proporcional a la cantidad de judíos de 30 años hasta la actualidad, y así una larga fila de estadísticas, que no voy a detallar por que se pueden aburrir un poco.
Con la situación a la vista, la tnuá se adapta a la realidad, innova y propone a la juventud judía activa nuevas metas, nuevos desafíos, y el trabajo conjunto en la recuperación por la identidad y el contenido judeosionista, día a día. Pero, ¿lo estamos haciendo bien? ¿Sentimos que es importante? Estas son preguntas que uno debe hacerse todo el tiempo. La autocrítica y la convicción son los elementos que nos pueden llevar a triunfar en el trabajo y la vida.
Yo me pregunto ¿por que yo, madrij, janij, boguer de la tnuá, hijo de mis padres y nieto de mis abuelos, tengo que ir el sábado a peulá, tengo que estudiar judaísmo, tengo que conocer a mi pueblo? ¿Acaso hay algún factor externo a la persona que nos obliga a realizarlo?
En mi caso puedo responderles que siento una responsabilidad moral y una pertenencia a los valores de nuestro pueblo que, a través de la capacitación constante, me lleva a la convicción de que lo que hago es importante para mi, mi familia y mis amigos, pero sobre todo para mis hijos y nietos.
Cada uno de mis actos me van formando, me van haciendo y así también el futuro esta influenciado por lo que hacemos, cada piedra que movemos, cada palabra que decimos, cada movimiento es una influencia. El mundo después de cada acción es diferente, al menos esa es mi visión.
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¿Cual es la tuya? Los invito a opinar.
Jazak ve'ematz!!!
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David Epsztein
Rosh Jinuj Merkaz Etgar
Rosario, Argentina
(el texto fue escrito en el 2008, durante Shnat)

AUTOGESTION

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Domingo 12:24 hs. Ayer no salí. Me levante hace un rato, miré algo de fútbol, leí el diario y me vine a chequear mails, para después escribir lo siguiente. Obviamente, en el medio de estas últimas dos, hay un paseo cibernético por Olé, Messenger y Facebook. En el MSN me encuentro con mi amigo Pulgui, y…
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Tom dice:
pulguinnnn
Pulgui dice:
tom
Pulgui dice:
ke tal??
Tom dice:
bien
Tom dice:
intentando escribir para la Debate
Tom dice:
pasa que quiero escribir sobre autogestión, y a la vez no armar bardo
Tom con dice:
jodido...
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Después del típico mensaje conciliador de nuestro mazkir, lo tranquilice y le aclaré que no era mi intención generar conflictos. También le adelanté las primeras dos oraciones del texto: “Estamos en una tnuá de gente muy, pero muy sensible. Sin dudas, yo soy uno de los primeros de la lista”. Pulgui se rió (con un triple “ja”, o sea que le causó gracia en serio), y se fue. Bueno, arranco, advirtiendo que progresivamente me voy a ir poniendo más serio.
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Estamos en una tnuá de gente muy, pero muy sensible. Sin dudas, yo soy uno de los primeros de la lista. En frío, somos agradecidos de lo que tenemos y valoramos a Hejalutz como la mejor y más grande tnuá de Argentina. En caliente, todo es una mierda, no hay pertenencia, nadie colabora a nivel artzí, de mucha gente se espera que de bastante más. En tibio, y en realidad, ambas son ciertas.
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En épocas de redefiniciones (Mazkirut y Veidá Olamit), lo importante es sacarle una foto a la realidad, pegarla en un espejo, y alejarse unos pasos. O mejor aún, cacho de ejemplo, meter a la tnuá en el Google Earth. Si hacemos mucho zoom, vamos a ver las problemáticas cotidianas; si retrocedemos un poco con la rosquita del mouse, empezaremos a pensar soluciones para las realidades de algunos merkazim y otras situaciones más palpables; y si nos embalamos y volvemos a la primera foto del mapamundi (sería el semel en este caso), allí estaríamos viendo a los pilares fundamentales de Hejalutz Lamerjav.
Bueno, basta… Esto solo era un llamado a que miremos las cosas con una perspectiva más amplia a la que estamos acostumbrados.
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En una encuesta realizada en mi cabeza, se llegó a la conclusión de que un 80% de los madrijim de la tnuá considera que los pilares de Hejalutz son la kibutziut, la jalutziut, el sionismo y el apartidismo (en ese orden, el que marca la canción que cantamos en Argentina). Algunos otros sueltos hablaron de educación, judaísmo; y unos menos sobre autogestión.
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Ante estos datos desalentadores, hay una batalla que claramente perdimos todos, ya sea madrijim, shlijim o kehilot. El sistema de las tnuot noar, cualquiera sea su nombre, ya no depende de nosotros. Los madrijim ya perdieron el control de la situación, y con el, su sentido.
La autogestión suena más a poesía que método, es más nostalgia que convencimiento, es una inútil lucha de poder, y no un medio.
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Tomemos, a modo de ejemplo, y como máximo símbolo de la democracia y la autogestión en la tnuá, a la Mazkirut Artzí. En ella, que en los últimos años solo se realiza en los seminarios y majanot kaitz, los roshim de todos los merkazim de Argentina se juntan a decidir lo verdaderamente importante de la tnuá.
Este espacio esta bastardeado, sino muerto. Aunque desde mi tafkid de mazkir el año pasado lo percibía en el día a día, nuestras peores miserias como movimiento nacional, democrático y educativo, salen a la luz en esta aseifá. A saber…
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(RECUERDEN QUE LA MAZKIRUT ARTZÍ ES UN SÍMBOLO Y UN EJEMPLO DE LA PROBLEMÁTICA QUE PLANTEO. ES DECIR, UN REFLEJO DE UNA SITUACIÓN MUCHO MÁS COMPLEJA)
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Desde el vamos, nadie le da la importancia que se merece: Ni la mazkirut peilá, fijándola en horarios imposibles, ni los roshim de los merkazim, ya que nunca se deciden sobre problemáticas planteadas por un merkaz; ni el resto de los madrijim, de los cuales muchos ni saben de su existencia; ven en esta aseifá un espacio valioso.
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No hay trabajo previo: Los temas a discutir los define la Mazkirut Peilá una o dos semanas antes del encuentro, muy pocas veces son comunicados previamente a los roshim. Y aun así, cuando esto sucede, no se trabaja sobre estos en las aseifot de los merkazim.
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Falta de pertenencia por la tnuá artzí: Esto da para un artículo aparte, pero veamos solo su arista política. Haciendo una comparación con la política nacional, la Mazkirut Peilá parecería ser una suma de todas las facultades del Poder Ejecutivo (da la cara), Legislativo (propone e impone las pautas) y Judicial (dictamina).
El grueso de los madrijim se siente muy cómodo en esta situación: cuando algo sale mal, es muy fácil identificar culpables. La Mazkirut Peilá no se siente tan cómoda, pero se interioriza en que su tafkid es ese, cuando debería estar para cosas más importantes. Los madrijim, al no tomar ellos las decisiones, pretenden explicaciones. Entonces surgen opositores y oficialistas, que no está mal, solo que no son parte del aparato político, sino más bien se expresan como una opinión del pueblo, críticas externas, de Doña Rosa.
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Manipulación: A este apartado lo divido en: por omisión; y propiamente dicha.
La manipulación por omisión del grueso de los madrijim de la tnuá es la inacción, el desinterés, desmotivación, que indefectiblemente provoca que la Mazkirut Peilá tome decisiones que en una situación ideal no debería, y que muchos temas no lleguen a la Mazkirut Artzí.
La manipulación propiamente dicha es cuando la Mazkirut Peilá hace lo que se le canta, abusándose de su poder, creyéndose legitimado por la jurisprudencia del párrafo anterior.
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En este análisis omití a los shlijim. En comparación con los madrijim, ellos son muy pocos (una relación de 1 sheliaj cada 30, 35 madrijim aproximadamente), vienen con formaciones y perfiles diferentes, y tampoco comparten el mismo tiempo de gestión entre ellos ni con nosotros, como si lo hace una shijvá. A pesar de esto, causa y/o consecuencia de los problemas de autogestión de la tnuá, el papel de ellos resulta muchas veces determinante. Cada shlijut, con sus cosas buenas y malas, deja una marca mucho más profunda de la que debería; y desgraciadamente ninguno viene con la misión de elevar a la autogestión como bandera. Que no se interprete esto como la crítica boluda de que "vienen a coparnos la parada", sólo digo que la autogestión de la tnuá no es su principal objetivo.
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Además de ser símbolo y reflejo (perdonen la insistencia en esto, pero no quiero que piensen que mi crítica se dirige simplemente al funcionamiento de una aseifá de madrijim), propongo a la Mazkirut Artzí como punto de partida para solucionar nuestros problemas de autogestión. ¿Cómo se logra?
Por un lado, con algo más de burocracia de la que estamos acostumbrados: lista de temas sabida por todos con anticipación, un espacio en el cronograma de los encuentros, establecer bien quienes deben asistir (roshim, hanagot, bogrei shnat).
Por el otro, el factor de la motivación y de la importancia que como tnuá le brindemos. Esto resulta muy abstracto, por lo que voy a tirar algunas ideas: volver a la época de una Mazkirut Artzí mensual, en la medida de lo posible que cada merkaz absorba los costos de sus representantes (no por motivos económicos, sino para que estos se “apropien” más del espacio), temas debatidos previamente en algún foro para ir conociendo un poco las opiniones de todos, y más… Pero bueno, esto ya es adelantarse mucho en mi planteo, y tiene relación con una situación ideal de la que estamos lejos.
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Dejando de lado este manual de instrucciones tan cómodo de escribir y difícil de realizar, mi mensaje final tiene que ver con la autorreflexión; con cambiar métodos y estructuras si hace falta, pero fundamentalmente recuperar valores y mentalidades; con dejar de lado las sensibilidades, para pasar a la etapa de la acción y la implementación de una gestión conciente y convencida; con darse cuenta que nunca vamos a saber a donde vamos, si nosotros mismos no elegimos el camino.
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Tom Wichter
Mazkir Artzí 2008 (año en que escribió el original de este texto)
Merkaz Hagshama y Metzada

 

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