En un mundo donde la economía global pende de un hilo; la justicia es una palabra que existe en el diccionario pero se disuelve en los ámbitos de la realidad cotidiana; y la revolución es un concepto que existe solo en los libros de historia; yo, le apuesto a la educación.
De boca de una brillante madrijá, quien se encuentra de Shnat, oí decir que “la mejor revolución es la que se lleva de saco y corbata”, que los verdaderos revolucionarios, hoy en día, no son los hombres que se paran con ropas rasgadas frente a la secretaria de gobierno pidiendo justicia, si no los pocos que se encuentran dentro de ella y procuran de manera incorruptible la misma.
No debe mal interpretarse lo que digo. No hay nada de malo en manifestarse, todo lo contrario. Sin embargo, considero que los cambios los llevan acabo aquellos que cuentan con el conocimiento adecuado y las aptitudes necesarias.
En Israel, aun quedan pantanos que secar. La sociedad israelí, a través de los años, fue perdiendo valores que son, sin duda alguna, necesarios para la subsistencia de la moral judía (si es que hay una, tema de gran relevancia que seria una ociosidad discutir ahora). En la sociedad israelí existen problemas sociales como el hambre, la violencia innecesaria, la esclavitud moderna y la drogadicción entre otros, los cuales resulta imposible voltearles la espalda y mirar a otro lado, y a los que la tnuá, como movimiento y a nivel individual, debería luchar. Me cuesta concebir una forma distinta de afrontar esos problemas, mas que la de pertenecer a movimientos que en hebreo se llaman “amutot le shinui jevratí” (ONG de cambio social). Estos movimientos, con ayuda de sociólogos, abogados, psicólogos y otros profesionales, buscan un cambio social por medio de la presión política y la vía de la legalidad, creando propuestas de ley y presionando a nivel social para obligar a los gobiernos a cumplir con la labor que sus votantes les exigen. O bien pertenecer al gobierno e intentar corregir las cosas desde adentro, bajo el lema: “si algo no te gusta, ve y cámbialo”.
Notemos que estos movimientos arriba mencionados, los gobiernos mismos y las salas de justicia, son dirigidos por profesionales. Todas las organizaciones que tienen la posibilidad de crear un cambio significativo en nuestra realidad, son dirigidas por personas que tienen en su poder un título universitario.
Es por eso que cuando en la tnuá, un movimiento juvenil sionista, con una ideología pro justicia social, habla sobre la realización del boguer por medio de la universidad en Israel, no me cabe duda que seguimos siendo un movimiento actual y revolucionario, con un objetivo claro y definido: cambiar para bien el mundo en el que vivimos y sobre todo, mejorar este país, nuestro país al que tanto apreciamos: Eretz Israel.
Salo Cassab
Haifa - Israel
Boguer Merkaz Coaj - Mexico DF
Madrij Shnat Ajshara 2008
De boca de una brillante madrijá, quien se encuentra de Shnat, oí decir que “la mejor revolución es la que se lleva de saco y corbata”, que los verdaderos revolucionarios, hoy en día, no son los hombres que se paran con ropas rasgadas frente a la secretaria de gobierno pidiendo justicia, si no los pocos que se encuentran dentro de ella y procuran de manera incorruptible la misma.
No debe mal interpretarse lo que digo. No hay nada de malo en manifestarse, todo lo contrario. Sin embargo, considero que los cambios los llevan acabo aquellos que cuentan con el conocimiento adecuado y las aptitudes necesarias.
En Israel, aun quedan pantanos que secar. La sociedad israelí, a través de los años, fue perdiendo valores que son, sin duda alguna, necesarios para la subsistencia de la moral judía (si es que hay una, tema de gran relevancia que seria una ociosidad discutir ahora). En la sociedad israelí existen problemas sociales como el hambre, la violencia innecesaria, la esclavitud moderna y la drogadicción entre otros, los cuales resulta imposible voltearles la espalda y mirar a otro lado, y a los que la tnuá, como movimiento y a nivel individual, debería luchar. Me cuesta concebir una forma distinta de afrontar esos problemas, mas que la de pertenecer a movimientos que en hebreo se llaman “amutot le shinui jevratí” (ONG de cambio social). Estos movimientos, con ayuda de sociólogos, abogados, psicólogos y otros profesionales, buscan un cambio social por medio de la presión política y la vía de la legalidad, creando propuestas de ley y presionando a nivel social para obligar a los gobiernos a cumplir con la labor que sus votantes les exigen. O bien pertenecer al gobierno e intentar corregir las cosas desde adentro, bajo el lema: “si algo no te gusta, ve y cámbialo”.
Notemos que estos movimientos arriba mencionados, los gobiernos mismos y las salas de justicia, son dirigidos por profesionales. Todas las organizaciones que tienen la posibilidad de crear un cambio significativo en nuestra realidad, son dirigidas por personas que tienen en su poder un título universitario.
Es por eso que cuando en la tnuá, un movimiento juvenil sionista, con una ideología pro justicia social, habla sobre la realización del boguer por medio de la universidad en Israel, no me cabe duda que seguimos siendo un movimiento actual y revolucionario, con un objetivo claro y definido: cambiar para bien el mundo en el que vivimos y sobre todo, mejorar este país, nuestro país al que tanto apreciamos: Eretz Israel.
Salo Cassab
Haifa - Israel
Boguer Merkaz Coaj - Mexico DF
Madrij Shnat Ajshara 2008